Decidió huir. No hubo despedida.
Las farolas del parque, las finas gotas de lluvia compañeras de baile, la música del viento, el adúltero banco del fondo, la fuente vieja, los pájaros amigos bebiendo de su agua, el gran padre árbol, y por fin la hermana hierba sobre quien descansar por siempre.
Así terminó la hoja su huida, para nunca más volar.
lunes, marzo 07, 2005
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