jueves, marzo 17, 2005

El puntito

El grifo de mi ducha es muy sensible.

No quiero decir que tenga sentimientos, ni que le afecte mi forma de agarrarlo, o lo que escucha en la radio mientras me ducho. Quiero decir que el puñetero necesita una precisión milimétrica para darme la temperatura que a mí me gusta.

A ver si va a ser que realmente es sensible y le gusta que le acaricie, porque ciertamente son caricias a izquierda y derecha lo que hay que darle para que el agua pase de ardiente a heladora. Así que me paso media ducha achicharrándome o congelándome la piel, pasando del morado al rojo y del rojo al morado, hasta encontrar el puntito.

Esta mañana, con el puntito ya encontrado, estaba yo enjabonado y escuchando Kiss FM cuando me ha dado por pensar una de esas tonterías que todos pensamos alguna vez (eso espero, que no sea yo el único que lo hace). Así que cavilaba cuál sería la menos peor forma de morir en una ducha: helado o abrasado.

Como he sido siempre de ciencias y bastante más reflexivo que vehemente, pues me he puesto a calcular el gradiente de temperatura que debería soportar en cada caso. Calculaba que por muy fría que saliera el agua, nunca sería por debajo de cero grados, lo que significaría soportar 37º menos de lo que a mí me gusta. En cambio, puestos a escaldarnos, el agua podría llegar hasta 100º, o sea, 63º más del ideal. Así que la razón me decía que era mejor soportar un gradiente de 37º que otro de 63º. Mejor congelarse.

Luego, al salir de la ducha y mientras me secaba en medio de la tiritona, he cambiado de opinión: estoy harto de morirme de frío.

1 comentario:

Mar dijo...

aajaj eres muy divertido en la ducha, yo siempre pienso, me encantaría ser agua y resbalar, tan solo dejarme resbalar...

besos...Qettah

PD; me pregunto si entraras al blog, ajaja, te lo preguntaré en la primera ocasión, igualmente estoy disfrutandote de nuevo.