lunes, abril 18, 2005

Uno más, uno menos

Zorionak niri
zorionak niri
zorionak Haiduc
zorionak niri...



Mi regalo de cumpleaños del año pasado fue que mi camino se cruzara con el de una tal Burma.

Lo que dura un cruce de caminos es más que suficiente para darse cuenta de que si éstos se separan, merece la pena agarrar la senda por las cunetas y torcerla hasta donde haga falta para caminar descalzo a su lado.

No he conocido a nadie que tiña las letras de la palabra amistad de tantos colores. Y sin embargo, a Burma no la definen los adjetivos, sino un verbo: Burma multiplica. Multiplica la intensidad de los momentos, las risas, los abrazos, la compañía y el cariño.

Pero no solo eso, Burma se multiplica a sí misma: fue ella quien me cogió de la mano y me llevó de paseo por la bloggosfera, quien me hizo cruzar la puerta a esta dimensión donde he conocido a personas excepcionales.

Sólo me queda pedir al próximo año que me permita seguir contando con la sensibilidad sin límites y el amor por las palabras y por todo lo demás de Agua, la originalidad y el ingenio de aMIN, los recuerdos y la ternura de la romántica Athena, la simpatía de mi compañera de viaje Cleo, el desgarro de la musa de Crono, el buen rollo, las tapas y los tragos en la bodeguita de Eloryn, el desparpajo de Flor, el extremo buen gusto de Gonzalo, la forma de hacerme sentir pequeñito de Holden, los cigarros, las mentiras y la sinceridad de Humo, el encanto y la belleza de la poesía de mi hermana Jacaranda, los achuchones de mi Kape, la proximidad, la emoción y la distancia de Llaeza, el compromiso, la implicación, los principios y la rebeldía de mis amigos Buddy y Luthie, la pasión por el arte y por la amistad de Magda, el seguir añorando a Mai, las letras perfectas de la deslumbrante maRía, la inocencia, la dulzura y el cariño de Mariposa, la sensualidad de Menta, el tacto limpio y la compañía de la seductora Mirada, la búsqueda de la felicidad de la espontánea y cautivadora Miss H, la coherencia y los análisis de Paco, esa otra forma de entender la vida tan particular de Poledra, la intensidad de la enigmática Sencilla y el buen humor de mi amor platónico Maruja.

Y quien sabe que otros caminos se cruzaran, y a dónde nos llevarán éstos.

¡¡Muchas gracias Burma, por todos tus regalos!!

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