lunes, abril 11, 2005

Del mismo centro

Odio las fronteras. Debe ser porque nunca nadie me ha querido dentro de las suyas.

Soy hijo de la emigración. Mis padres españoles emigraron a la próspera e industrial Euskadi cuando el humo rojo de los Altos Hornos se mezclaba con el verde de las montañas y el azul de las costeras de la anchoa y el bonito. En su maleta de cartón, sus ilusiones y sus apellidos. Y entre el verde, el azul y el rojo nací yo.

Sólo vascos, sólo españoles, ambas cosas... Yo nunca he tenido ese problema. Siempre he sido el 'español' en Euskadi y el 'vasco' en España. Origen y apellido, en su ruidosa pelea, acallando mi opinión o mi deseo.

Nunca me he sentido cómodo en ningún lado. Soy un engranaje colocado en otra máquina por error, que debe trabajar siempre a más revoluciones, siempre recalentado y siempre sobreesforzado para no perder el ritmo.

No suelo saber qué responder a la pregunta '¿de dónde eres?'. En realidad no soy de ningún lado, ni ningún lugar me es. No tengo sensación de pertenencia, sino más bien de ubicación. No tengo bandera, ni himno, ni rey, ni reino, ni reina, ni patria, ni estado, ni fuero. Y no sé si me estoy perdiendo algo.

Y si puedo elegir, elijo ser del centro, del mismo centro de un abrazo que me abrace, nacionalista de unos labios que me besen, mercenario de unas manos que me quieran.

Y con la partida de nacimiento, envolver el bocata de atún.


1 comentario:

Mar dijo...

...quizas nos pase lo mismo a todos los que hemos vivido y crecido en Euskadi...Yo tampoco me siento de ningún lado, tan solo española, lo tengo claro... Es lo que contesto cuando me preguntan que de donde soy.

besos Robin...Qettah