martes, mayo 31, 2005

Los colores de la traición

Me pidió que fuera el padrino de su hijo. Ella necesitaba un católico y mi origen era una buena credencial. Necesitaba discreción y yo pronto volvería a casa, a miles de kilómetros de distancia. Sin el consentimiento de su marido, bautizaríamos a su hijo en una fe distinta de la suya.

El me abrió las puertas de su casa, durmió en el suelo para dejarme su cama, fue mi amigo. Yo le correspondí traicionando su voluntad de padre musulmán, de dejar que fuera el niño quien ya de adulto decidiera qué fe deseaba profesar.

Ella me abrió las puertas a su nueva vida, durmió con su marido en el suelo mientras yo respiraba su aroma en su cama, fue mi amiga, y más que eso. Yo le correspondí traicionando su voluntad de madre cristiana, de ser un padrino católico para su hijo.

La mayor traición es la que se consuma sin que nadie lo sepa. Y él sigue llamándome amigo, y ella sigue pensando que fue la religión lo que me movió a aceptar su propuesta.

“La mentira más común es aquella con la que un hombre se engaña a si mismo. Engañar a los demás es un defecto relativamente vano.”
Friedrich Nietzsche

No hay comentarios: