sábado, enero 29, 2005

Border

Existe un mágico lugar muy cerca de donde no vivo. Es un lugar pequeño, solo cabe una persona. A lo sumo dos. La brisa golpea la cara de frente y huele a olas y a sal. Hay una barandilla blanca, frontera entre la realidad y la magia. Se exige visado, en forma de abrazo.

Si se está solo, se aprovecha la postura ligeramente reclinada sobre la barandilla, en la que se apoyan los codos y se cruzan los brazos, abrazándose a uno mismo. Si ella está, se apoya únicamente el codo izquierdo sobre la barandilla, se coge con la mano su mano izquierda y se pasa por su espalda el brazo derecho, apretando fuertemente el pecho contra su hombro.

Yo me he acostumbrado a tener ambos codos sobre la barandilla, y a pasar mucho tiempo aquí. Un día me recliné más de lo habitual, y pude ver algo escrito en el otro lado. Algo antiguo, medio borrado por la brisa y la sal, que aún podía leerse:

A ti, azul,

Mar serena, cielo silente

Tierna, altiva

Infinita y constante

Seductora indolente

Audaz, pasiva

Fiel, distante

Luz azul confidente

Inmaterial, viva

Fría, extravagante

Ya me tienes,

Agua inalcanzable

El norte eres, azul

Rojo de ira

Rojo de envidia

te escribo, a ti te escribo in blue

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